lunes, 11 de abril de 2011

Nunca digas nunca


Enciendes el televisor y ahí está Pedro Piqueras. No es el telediario de las nueve de la noche. ¡No he puesto Telecinco! Él lleva en su mano un pequeño bote, y bebe. Es el nuevo anuncio de Actimel. Como él, muchos son los periodistas que se apuntan al carro publicitario. Si estuviéramos en la época de la Escuela de Frankfurt, seguro que Adorno y su amigo Horkheimer ya habrían escrito una tesis doctoral acerca del fenómeno Piqueras. Pero aún tenemos que dar las gracias al periodista de Telecinco por anunciarlo fuera del telediario, pues si cambiamos a la "cadena triste" la publicidad se intercala en medio de informaciones.

Así podemos ser observadores de cómo la hibridación periodística de los géneros se extrapola a los individuos. En el carné de periodista a parte de transmisor de información - cuestionable - aparece una puerta que nada tiene que ver con la Noticia pura y dura y sí con el engrose del bolsillo. Si es legítimo o no deberíamos dejarlo en manos del futuro. Nunca digas nunca, pues después acabas convirtiéndote en sierbo de tus palabras. Aún así, en el momento presente, mi corta experiencia confirma que, poco a poco, más mitos caen.